Arda es fino estilista y duro fajador

Inmerso en el agujero negro de negatividad que fue el agosto del Atlético, el fichaje de Arda Turan se recibió con frialdad general. Se hablaba entonces de los fichajes de Diego y Griezmann y la incorporación del turco se interpretó como una señal de que el brasileño no llegaría (afortunadamente no fue así). A esto se sumaban varios factores en su contra: su paso de puntillas por la eliminatoria de Europa League contra el Galatasaray hace dos temporadas, su amplio historial médico y que la vinculación Atleti-Turquía se reducía al funesto Babacan. Dudas, muchas dudas. Pero Arda nos las ha quitado en tres partidos.

El talento estaba fuera de toda duda, pero lo que va a convertir su relación con el Calderón en un idilio permanente es su carácter. Resulta que el fino estilista muta en duro fajador cuando el balón cae en pies rivales. Corre hacia atrás tanto o más que hacia delante, va al suelo, rasca, bracea... Una actitud que a jugadores como Simeone les garantizó una silla perpetua en el panteón del Manzanares. Personalmente, siempre intuí en el Cholo un punto populista, un gran instinto para saber cuándo pegar o esprintar para encender a las masas. No veo eso en Arda. Cada una de sus acciones resulta parte natural de su juego y su juego resulta primoroso. El día que debutó Diego, pensamos que el Atleti al fin tenía un cerebro. Pues no, resulta que tiene dos. Arda es el otro y es buenísimo.