A este Atleti no le debilita el halago

Dicen que el halago debilita. Y muchas veces es cierto este dicho. Pero este Atleti no se debilita con los merecidos elogios y ayer dio buena cuenta del Sporting con un partido sobrio y con buen fútbol. Si Manzano tenía dudas de cómo encararía su equipo el encuentro ante los de Preciado (esto lo sacas otra vez Manolo!) después de tantos piropos, rápidamente se dio cuenta de que sus jugadores ni leyeron ni escucharon alabanzas. Su once salió tenso, con nervio y ganador en todos los duelos. El míster volvió al esqueleto de la previa de la Europa League, con Assunçao de coche escoba dándole libertad a Gabi y Koke. No estaban Diego y Reyes y los atléticos decidían llegar más por sorpresa que por elaboración, de una u otra manera el equipo también está aprovechando la puesta en marcha antes que el resto de equipos.

Y el chollo de tener a Falcao, que no pierde el tiempo en lamentarse porque le anulan goles legales ni le pitan más que posibles penaltis. Voy hablar con mi Carlos Aguilera para que enseñen unos DVD a los 9 de la cantera para ver cómo se mueve un delantero centro. Falcagol, Falcao Maravillao, El Tigre, el jornalero del gol, como le queramos llamar porque a este colombiano, que se ha ganado en un mes a la afición con su honradez, su brega y sus goles, le valen todos los motes y todos los apelativos, pues Falcao es un ejemplo para todos los 9 de la cantera por su humildad en busca del gol y por su solidaridad en favor del equipo.

Parece que el colombiano ha decidido con sus actuaciones que en vez de hacer artículos del Atlético haga una biografía suya y hable de la solitaria goleadora que lleva dentro y no tiene fin. El Atleti salió tontorrón en el segundo tiempo y se dieron cuenta desde el banquillo y sacaron a nuestro Pelocho Mario Suárez. La parroquia atlética se fue a dormir con una sonrisa de oreja a oreja, al igual que Manzano. Goyo demostró a la plantilla confianza. Y sin Diego ni Reyes les puso una inyección de autoestima a los no habituales. El Atleti es, por ahora, un conjunto reversible: convence y gusta por los dos lados.

Y encima Domínguez sacó su arco. Un Cupido rojiblanco regalando flechas de amor a la afición que se empieza a quedar pillada... Ver a uno hacer el arquero me mola, pero si encima es de los míos, la carne de gallina se me pone en el corazón. Como los goles de Falcao.