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Manolo Santana

Un grupo por encima de egoísmos

En Córdoba, con uno de esos públicos especiales de Copa Davis que crean un ambiente precioso, hemos asistido a varias palizas en esta eliminatoria. Algo extraño para una semifinal de Copa Davis. Y ayer le tocó el turno a Rafa Nadal, que apabulló a Jo-Wilfried Tsonga. El francés, que tan buen rendimiento dio en el partido de dobles, parecía un principiante, pero hay que atribuirlo a las bolas altas a la zona del revés que en todo momento le tiró el número uno de España. Hay que estar cerca para ver el veneno que destilan. El juego de Rafa sobre tierra es sencillamente espectacular.

En diciembre asistiremos a la sexta final para España desde el año 2000. Somos el único país con tres jugadores en el top-10 (dos como Rafa Nadal y David Ferrer consolidados y varios que entran y salen como Nicolás Almagro o Fernando Verdasco). Si un día falla alguno, como ocurrió en el partido de dobles, enseguida lo repara otro. Hay una gran unión en el equipo, los aficionados sienten una gran empatía, ellos les corresponden con mucha entrega y Albert Costa no tiene problemas cuando toma decisiones. Todo contribuye al éxito.

Es algo parecido a lo que ocurre en las selecciones de fútbol y baloncesto, donde el grupo ha conseguido triunfar por encima de las individualidades. Y hay que dar mucho mérito a lo que se ha conseguido este año, porque dos de las eliminatorias se han ganado fuera, en Bélgica y Estados Unidos. El triunfo en Austin, sobre pista rápida, nos ha acabado llevando a otra final. Ganan a quien sea y donde sea. Son magníficos.