Aquellos dos amigos que soñaban
Imagino cualquier día de 1997, dos chavales charlando tras una pachanga: "Oye, Juanqui, ese tiro tuyo tan raro entra siempre; a este paso te veo en la Selección". "Tú alucinas, Pau, si acaso tú que eres alto. Aunque la bomba sería ganar una medalla los dos juntos". Y se partirían de risa. Lo que aquellos chicos han logrado, convertir en realidad el sueño que todos tuvimos de niños, es de película. Dos amigos que crecen, aprenden, llegan y triunfan juntos. Que se convierten en estrellas mundiales, en los dos mejores jugadores españoles de la historia, y que suman y siguen y siguen y siguen...
Una amistad inmune a la distancia y a episodios desgraciados, como el de Memphis, cuando Navarro inicio la aventura americana al cobijo de su socio para ver como este era traspasado rumbo al glamour de Los Ángeles y él se quedaba solo en aquel lúgubre equipo. Otro se hubiera hundido, pero él volvió a Europa para dominarla mientras disfruta de los éxitos de Pau. Y cada verano se reencuentran para rememorar aquellas pachangas y ganar medallas mientras tanto. Hoy les darán la séptima y, tras la ceremonia, se irán al vestuario a partirse de risa como hace 14 años. Los que han tardado en convertirse en leyendas eternas.