Francia no se merece lo de Zarco
Países de gran tradición motociclista, como Francia y Gran Bretaña, deben contemplar con una inmensa envidia el poderío que exhibe España en los últimos años. Este fin de semana Lorenzo, Márquez y Terol han logrado en Misano el tercer triplete del año; Carlos Checa ha incrementado su ventaja en el Mundial de Superbikes al ganar una manga en Nurburgring y Toni Bou ha conquistado su quinta corona de trial al aire libre. Hubo otros tiempos en los que ingleses y franceses eran quienes monopolizaban estos triunfos. Hailwood, Read, Surtees, Duke y los Lampkin por los sajones, o Pons, Fernández, Rougiere, los Sarron, Michaud y Burgat por los galos, ganaban mundiales y carreras a tutiplén (52 títulos y 432 pruebas entre ambos países).
De aquello poco o nada queda, aunque comienzan a atisbarse algunos brotes verdes, como el fogoso Danny Kent o los más curtidos Smith y Redding, por parte británica, o el iracundo Johann Zarco, por parte gala. El que más me gusta de todos es este último, va muy rápido, pero ayer torpedeó su carrera en un segundo al protagonizar el mayor disparate de la historia del motociclismo, además de faltar el respeto a Terol, al deporte y, sobre todo, a sí mismo. Lo del codo de Montmeló hasta pudo ser un acto reflejo, quién sabe, pero lo de ayer fue una macarrada como no había visto antes sobre un circuito. Espero que el chaval lo vea, pida perdón (y le perdonemos), recapacite y retome el honorable camino de los que edificaron el prestigioso motociclismo francés.