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El humilde depredador de la pista

Ser piloto de F-1 es el sueño de todo chaval que se inicia en el kárting. Al lograrlo, muchos parecen cruzar un umbral que les aleja del resto de los mortales, pero no es el caso de Alguersuari. El 26 de julio de 2009, Jaime debutaba con Toro Rosso en Hungaroring sustituyendo a Bourdais. Cinco días después estaba en el circuito portugués de El Algarve, subido al Carlin, para correr las World Series, donde también era rookie esa temporada.

El catalán era la atracción, todos querían preguntarle, demostrar que le conocían... Él era el mismo de siempre. Igual de cercano, de educado, de profesional. Trabajó duro y logró su primera pole y su primera victoria en el certamen. No estaba obligado y hubiera sido fácil excusarse con delirios de grandeza de F-1, pero Jaime es un depredador de las carreras. Siempre da lo máximo y aspira a ganar, aunque no se pueda. Y siendo ya piloto de F-1 y tras ganar en la 3.5, tampoco nada cambió. No tuvo problemas en esperar un cuarto de hora y firmar la hoja oficial que certificaba su triunfo a un humilde periodista. Un crack.