Le han dicho que es el nuevo Pelé

Neymar quería venir ya. Pero la presión mediática, familiar y del Santos puede retrasar su llegada. Le dicen que lo que puede lograr es histórico, que hay que redondear la faena en Japón ganando el Mundialito de Clubes. Igual no reparan que en esa cita defenderá al fútbol europeo el Barça. Con tanto bla bla bla, el jugador ha pasado de mareado a confundido. Cree que el Madrid puede esperar, sin valorar que el mercado sigue abierto y las oportunidades salpicarán los escaparates según se acerque el 31 de agosto. Esta semana será clave. Mourinho no esperará mucho más.

Lo peor de todo es que, con tanto halago, se les ha ido la mano, y el chaval ya se ha metido en el papel del nuevo Pelé. Las exageraciones han terminado con muchas promesas del fútbol mundial. Bueno sería moderar las comparaciones. Neymar no ha ganado nada importante. Su aportación en el Santos no es mayor de la que en su día entregó Robinho. A nivel de selección se ha demostrado que empieza a tener peso, pero no el que tuvo O Rei cuando irrumpió en el Mundial de Suecia con 17 años. Los que especulan con su futuro serán los primeros en darle la espalda.