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La errática herencia de Suso

Todos los que tienen un puesto de responsabilidad en el Atlético de Madrid sabían desde el pasado mes de diciembre que David de Gea iba a ser traspasado al Manchester United. Y desde el pasado 6 de febrero se conoce que Sergio Asenjo estaría seis meses de baja por la lesión de rodilla que sufrió mientras estaba cedido en el Málaga. Jesús García Pitarch, el anterior director deportivo, tuvo febrero, marzo y abril (mayo se lo tomó sabático y centró su actividad en torpedear el regreso de Toni Muñoz) para evitar que el Atlético empezara la temporada con Joel como único portero. Seguro que sondeó el mercado, seguro que hizo una lista de posibles candidatos a la portería del Atlético, pero no fichó a ningún portero cuando era necesario un cancerbero más para iniciar el curso. Era su obligación, aunque supiera que no iba seguir de director deportivo.

Igual que fichó a Miranda y a Sílvio (dos refuerzos con buena pinta, por cierto) debió contratar un portero. Suso no para de recordar que cuando llegó se encontró con una plantilla de más de treinta futbolistas, en su ataque permanente, desde que llegó, a su predecesor Toni quien por más que le duela fue capitán, director de cantera y director deportivo del Atlético. Además, fichó a Agüero. Suso deja al Atlético con un único portero y con seis jugadores extracomunitarios. A saber: Diego Costa, Miranda, Salvio, Elías, Godín y Cabrera. De estos seis, sobran tres porque sólo puede haber tres fichas de extracomunitarios por plantilla. Ese marrón, como el de fichar un portero, se lo debe comer José Luis Pérez Caminero. La herencia de Suso no es tan buena como él repite en los últimos días mientras critica a su sucesor en el Atlético. La de Suso es una herencia errática.