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Las grandes aventuras aún son posibles

A veces el ruido de la multitud nos hace perder los silencios y la esencia de lo verdaderamente importante de la vida. Al mismo tiempo que el Everest era nuevamente protagonista de polémicas, que nada tienen que ver con el alpinismo sino con la atención mediática, otros deportistas comenzaban una serie de actividades que muestran la realidad y la gran pujanza de la aventura en España. Alberto Iñurrategui, Juan Vallejo y Mikel Zabalza acaban de concluir con éxito una travesía de 2.500 km en Groenlandia en completa autonomía. Los tres son excelentes montañeros pero apenas tienen experiencia en travesías polares, lo cual dota de mucho mérito el haber pasado más de un mes con temperaturas muy bajas y trineos propulsados con cometas.

Esta travesía no es una novedad ni tampoco los trineos, pero tiene mucha importancia que hombres de su talla hayan decidido afrontar la incertidumbre de algo desconocido para ellos, y más aún sabiendo que el objetivo final es atravesar la Antártida. Por supuesto, no muchos medios se han hecho eco de esta aventura. Como tampoco de los amigos de la expedición Umpro-K2, que acaban de atravesar medio mundo en coche para llegar a Pakistán, tras haber recorrido buena parte de lo que era la Ruta de la Seda. Esa parte del mundo, Asia Central, sigue siendo una de las zonas más inestables y peligrosas, donde se sigue decidiendo, hoy como ayer, el futuro de la humanidad. Cinco de las siete potencias atómicas tienen intereses en la zona, intereses donde se mezclan, el gas, el petróleo, la importancia geoestratégica y el ascenso del islamismo radical. En lugares así no hay ninguno inocente ni completamente culpable. La historia demuestra que desde los tiempos de Alejandro Magno nadie ha sido durante mucho tiempo dueño de esa parte del mundo. Y así sigue hoy en día. Alex Txikón y sus compañeros han vivido duras experiencias en Pakistán, donde les han tenido que dar cobijo en las comisarías de policía para poder pasar la noche a salvo. Además de ayudar a la gente del valle de Hushé, algo que les agradecemos la gente que llevamos trabajando en ese valle desde hace diez años, ahora comienzan su verdadera aventura que consiste en escalar el Hidden Peak (8.068 m.) y abrir una nueva ruta en el K2 (8.611 m.).

Es posible que tanto unos como otros no consigan sus objetivos -atravesar con éxito toda la Antártida sin ayudas mecánicas y en soledad y lograr abrir una nueva ruta de escalada en la montaña más difícil y prestigiosa de la Tierra-. En realidad no importa el éxito, aunque serían muy importantes. Lo que importa es intentarlo, luchar hasta el final. Y atreverse a fracasar. De esa sustancia se hacen las grandes aventuras.