El Tour ya no arranca en Asturias

Recuerdo los tiempos, no tan lejanos, en los que en AS solíamos titular ya en mayo: ‘El Tour de Francia arranca en Asturias”, en vísperas de esta carrera. Eran tiempos muy recientes, en los años 90 y en el inicio de este siglo. La Vuelta a Asturias servía entonces de lanzadera de la Grande Boucle, porque aquí empezaban a carburar aquellos favoritos que luego lucharían por el triunfo en julio. En sus podios pudimos ver a Indurain, Delgado, Escartín, Beloki, Breukink, Rominger, Zülle o Ugrumov, todos ellos ciclistas que también escalaron al cajón en los Campos Elíseos.



Eran otros tiempos. Ahora, el simple hecho de que la Vuelta a Asturias sobreviva, ya es motivo de satisfacción. Y eso que no hablamos de una ronda cualquiera, sino de una carrera que este lunes cerró su 55ª edición (ganó el jiennense Javier Moreno), que nació allá por 1925 (con victoria de Segundo Barruetabeña) y que en su palmarés recoge nombres tan relevantes como Ricardo Montero, Bahamontes, Bernardo Ruiz, Tamames, López Carril, Lasa, Santiesteban, Arroyo, Olano o Indurain.

En estos tiempos sobrevivir ya es un triunfo. Este año, la Vuelta a Asturias estaba amenazada con la desaparición y para lidiar la crisis se ha tenido que fusionar con la Subida al Naranco, que se colocó como etapa final. Cristina Álvarez ‘Mendo’, presidenta del Club Ciclista Aramo y directora ejecutiva de la carrera, continúa como puede el trabajo de su padre, el inolvidable Julio Álvarez ‘Mendo’.



La victoria en este Naranco fusionado fue para Tino Zaballa, ganador de la ronda en 2010. Este ciclista cántabro, que el 15 de mayo cumplirá 33 años, es uno de los supervivientes de la Generación Perdida de la Operación Puerto, que sigue cosechando triunfos al igual que Paco Mancebo, que este lunes ganó el Tour de Gila; que Ángel Vicioso, que el sábado se impuso en el GP Industria y Artesanado (Italia), o que Santi Pérez, último vencedor en el GP de Llodio. Es muy meritorio que todos ellos mantengan la ilusión, cuando cinco años después la justicia todavía no ha sabido decidir si son culpables o inocentes. Muchos otros se han ido quedando por el camino.

Zaballa ganó en el Naranco, pero no pudo arrebatar el maillot azul a Javi Moreno, que a su vez había vencido el sábado en el Alto del Acebo. La victoria de este jiennense de 26 años nos ha traído un huracán de aire fresco. Moreno (ganador de la Copa de España Sub-23 en 2005) pertenece al Caja Rural, que esta temporada dirige Xabier Artetxe, de 32 años (algunos de sus ciclistas son mayores que él), y fue escoltado en su ascensión final por el manchego José Herrada, de 25 años, un excelente corredor (su hermano Jesús, del Movistar, es incluso mejor). Si a eso unimos que el domingo ganó Víctor Cabedo, un prometedor valenciano de 21 años del equipo Orbea, pues el balance no parece haber ido tan mal.



Una pena que esta carrera siga generando tantas noticias al margen de la competición. El viernes, la Guardia Civil equivocó al pelotón a cinco kilómetros del final y la organización decidió reconducirlo por otro trazado, una decisión que hubiera sido intrascendente si no fuera porque Rubén Jiménez (Burgos 2016), que iba rezagado, continuó por el ‘camino correcto’ y ganó la etapa. Los jueces, que ya habían aprobado el cambio de recorrido, le quitaron la victoria a favor de Robert Forster, que había ganado el sprint del grupo. La decisión es justa, pero supuso un tremendo lunar para la organización. El accidente del coche del Andalucía-Caja Granada, que fue auxiliado por otros técnicos de equipo e inmortalizado en Twitter con una fotografía por Josean Fernández ‘Matxin’, también rompió la dinámica de la carrera.



El Tour ya no arranca en Asturias, eso está claro… Y no arranca por diversas razones. Por la reordenación del calendario por parte de la UCI, que ha relegado a esta carrera a una segunda categoría. Porque empieza ligeramente más pronto que entonces (en torno a veinte días) y coincide con la Vuelta a Romandía, del World Tour. Porque TVE dejó de retransmitir las carreras regionales ante la pérdida galopante de interés. Por el sopor en el que muchos organizadores (y no precisamente Asturias) acabaron por convertir este tipo de pequeñas vueltas. Porque la preparación para el Tour ha encontrado otros plazos y otros caminos. Por la sombra del dopaje que engulle a los más débiles. Y porque los tiempos cambian… De nada sirve lamentarse. El Tour ya no arranca en Asturias, no… Pero en esta tierra ciclista aún sobrevive el ciclismo.

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