El domingo final de la salvación

Una final. Así podríamos catalogar el partido del domingo del Málaga contra el Hércules. Un triunfo dejaría la permanencia muy cerca y redoblaría la moral de los malaguistas, ahora que van lanzados. Un empate, dejaría todo igual, a expensas de los resultados del Osasuna o del Zaragoza, por ejemplo, y una derrota complicaría la salvación hasta límites insospechados. Estos partidos no me gustan porque tienen trampa. El equipo local juega en casa, arropado por su público y a lo mejor, si las cosas no salen bien al principio, sienta la presión. Además, llega un rival necesitado de puntos, con excelentes jugadores como Valdez, Treceguet, Drenthe o Portillo, a los que hay que añadir los ex malaguistas Calatayud, Rufete, Thiago Gomes y el lesionado Tote. Una plantilla para no estar en descenso como la del Málaga, pero en el fútbol dos más dos no son cuatro.

El conjunto alicantino armó con esta expresión tan malagueña el taco en la temporada del ascenso, cuando ganó 4-6, tras ir perdiendo 3-1 en el descanso. Pero este Málaga, embalado, tienes opciones de conseguir el triunfo con una bombonera llena, animando, esto no es el Bernabéu, que les llevará en volandas al éxito. Se lo merecen por tantos disgustos. No falléis. El Málaga es un sentimiento. Volveré.