Futuro incierto para la F-1

El negocio de la Fórmula 1 se cimienta en un único pilar: Bernie Ecclestone. CVC ostenta el control financiero, pero desde hace más de tres décadas un único hombre es el que mueve los hilos de los grandes premios. Y precisamente el paso del tiempo es una amenaza imparable para este deporte, por una simple ley de vida: a los ochenta años, parece evidente que, cada día que pasa, debe estar más cerca el momento del relevo para Ecclestone, lo que se traducirá en un futuro incierto para la F-1.

CVC puede encontrarse entonces con que su inversión se desmorona. Sólo Bernie es capaz de mantener el delicado equilibrio en que deben entenderse las marcas, las escuderías, la FIA, los promotores, los patrocinadores y las televisiones. Y lo hace con una gestión muy personal, con un método que no se aprende en las escuelas de negocios y que quizá nadie más que él pueda llevar adelante. Y para complicar aún más la madeja, el Pacto de la Concordia debe renovarse a partir de 2012, lo que puede suponer un cambio drástico en las reglas del juego si Ecclestone ya no ejerce el control sobre la F-1.