Los rallys necesitaban esta emoción

Una victoria en un rally decidida por dos décimas de segundo es algo extraordinario. Tras dos días de competición (no fueron tres por problemas logísticos en Jordania), que un margen tan insignificante sirva para proclamar al ganador dice todo de la rivalidad entre los dos aspirantes. Ogier batió por los pelos a Latvala y, de paso, demostró de nuevo que Loeb no es invencible, aunque para ello tenga que llevar a los límites de lo verosímil su pugna con ese compañero al que siete títulos contemplan. Ganó por dos décimas a Latvala, lo nunca visto, lo que no hace mucho ni se tenía en cuenta

Es una buena noticia para los rallys que la hegemonía de Loeb se vea amenazada. Quizá esta temporada conquiste su octava corona, pero Ogier nos está haciendo ver que existe una alternativa a ese monopolio, sea a corto o medio plazo. Sin emoción no suele haber tanto interés y pensar que el reinado de Loeb puede tener los días contados añade incertidumbre y alicientes al Mundial. Además, es toda una referencia para otros pilotos, sobre todo los más jóvenes, saber que el campeón tiene sus debilidades y es posible aprovecharlas. Lástima que no fuera Dani Sordo quien lo hiciera en su momento, aunque con Mini tendrá una nueva oportunidad, ojalá le resulte más provechosa.