La exigencia tan añorada en el Atleti

Incontables padres han hecho antes lo que aquí Cerezo tras ver a sus hijos dejarse llevar durante meses: "Venga, un último esfuerzo, que aún se puede aprobar". Mejor tarde que nunca, sin duda, pero en una temporada en la que la exigencia ha brillado por su ausencia en el Atleti, conviene que este arreón final no se convierta en las ramas que no dejen ver el bosque. Vayamos por partes. Primero, afrontar con ambición esta recta final de calendario favorable, apurando esas difíciles pero seductoras opciones de que el Villarreal, lógicamente centrado en la Europa League, se despiste.

Y en el caso de que el milagro Champions se produzca, habrá que celebrarlo, por supuesto, pero sin que fulmine la autocrítica necesaria para volver a encarrilar a este equipo. Un descomunal Agüero puede acabar salvando una temporada plagada de frustraciones. Pero alrededor de Kun, desastre. Ventas deportivamente indefendibles (Jurado y Simao), fichajes infrautilizados (Elías y Juanfran), guerra Forlán contra el mundo, ridículo europeo... Y ya se mueven historias turbias como la de Arda Turan, más caro y peor que Jurado, pero al que se jalea para ayudar a agentes amigos. No aprenden. La receta es obvia: exigencia desde el principio y para todos los estamentos. Si no, mal estudiante perpetuo.