El Levante es un buen ejemplo

Vuelve el fútbol. A pesar de la pantomima de la patronal de los clubes. El Málaga visita a un equipo, el Levante, al que todo el mundo daba por descendido sin empezar el campeonato y ahora está a un paso de la salvación con un presupuesto raquítico, con jugadores comprometidos y, entre ellos, muchos ex malaguistas que saben lo que es el sufrimiento porque lo padecieron la pasada temporada en el conjunto malagueño. Este Levante me recuerda al Málaga de Tapia, recién ascendido, con una plantilla de jóvenes y veteranos, con sueldos pequeños y un presupuesto más acorde a un club de Segunda que de Primera. Pero con don Antonio Tapia en el banquillo sacaron la nave adelante y fueron de los más envidiados deportivamente del campeonato. Ahora es otra cosa. Si el Levante ha sorprendido a todos, tampoco era de esperar que el Málaga, con la inversión realizada, fuera antepenúltimo con 29 puntos. En el fútbol, el dinero no lo es todo. Hay que hacer bien las cosas.

El encuentro de mañana es vital, como todos los que restan. Pero ganar en el Ciutat de Valencia sería dar un paso de gigante para la salvación. Veo a los futbolistas muy metidos en su labor, ilusionados y con otro talante. Vuelvo a repetir que, aunque no meta los goles, la presencia de Abdullah Ghubn ha sido primordial. Arropa a la plantilla, la mima, la cuida y está cerca de ella. Fundamental. Como a San Sebastián, el equipo viajará al completo a Valencia. Suerte. El Málaga es un sentimiento. Volveré.