Cristiano también tiene límite
Está bien que un jugador tenga afán de superación, que asuma responsabilidades, que persiga destrozar registros, pero hay gente por encima de él que debe pensar con frialdad. Lo de Cristiano, forzando en los minutos de la basura para aumentar su cuenta de goles y postulándose para ser el salvador del equipo en cada acción, tenía que acabar pasando factura. Una nueva lesión ha dejado al descubierto el problema.
Hasta entonces, Mourinho se ofendía cuando la Prensa le preguntaba por qué no cambiaba nunca a su compatriota. Es más, consideraba irrelevante la estadística. Era un pacto absurdo: si juega más estará más contento. El resto de compañeros miraban para otro lado. El asunto había degenerado tanto que incluso Mourinho parecía consultar al jugador cada vez que tenía la tentación de sustituirle. El colmo. Afrontamos ahora los dos meses decisivos de competición y no se han tomado las precauciones necesarias, algo que sí ha ocurrido con otros titulares como Xabi, Pepe o Carvalho. Si no fuera por el ascendente de Mourinho sobre la Federación Portuguesa, estaríamos ante un follón similar al del pasado año.