Alonso, máxima exigencia

Esta vez, y para variar, no estoy de acuerdo con Alonso cuando dice que si en 2011 no gana el Mundial tampoco pasará nada, que se intentará el próximo año. Su objetivo es el título y todos esperamos que lo consiga, es la máxima exigencia que debe asumir un piloto de su talento que, además, compite en el mejor y más legendario equipo del mundo. Las excusas llegados a este punto son para otros. Por supuesto que la competición no es una ciencia exacta, nadie tiene garantía de éxito. Pero si completa otra campaña sin alcanzar esa meta, supondrá una decepción generalizada.

Ha pasado ya un lustro desde aquella última corona de 2006 y cierto es que las circunstancias no han sido todo lo favorables que se podía desear. Ahora sí. Tras un primer año de adaptación a Ferrari, en el que tan cerca se estuvo de dar en la diana, llega el momento de echar el resto, de esquivar los inconvenientes y de consumar esa campaña que todos anhelamos. Desde luego que de no ser este año, podrá ser en 2012 o en 2013 o nunca. Eso lo sabemos pero no es lo que esperamos de este binomio ganador. Así que manos a la obra, porque la gloria también puede llegar a tener fecha de caducidad.