En las últimas semanas han empezado a escribirse promesas de escisiones en la plantilla del Real Madrid si las cosas van mal. Se explica muy fácil. Cuando los jugadores hablan fuera de micrófono es, por lo general, para criticar. Los que no juegan, porque no juegan. Los que juegan, para justificar estados de forma. Es ley de vida. De esas fuentes procede la idea de que Mourinho no prepara el fútbol ofensivo, que mete a dos delanteros sin haberlo trabajado suficientemente. Hay algo de cierto: prefiere que los futbolistas saquen de dentro su creatividad.

Lo del primer gol no se entrena, esos siete pases al primer toque. A Adebayor le sorprendió la falta de instrucciones, le confundió y le ató brevemente. Hasta que entendió que debía dejarse llevar por su intuición. Y en cada partido se siente más atrevido, más cómodo. No está físicamente a tope todavía y no debería haberle quitado el penalti a Xabi Alonso, pero nadie es perfecto.