Moto2, un gran invento

Hubo cierto escepticismo con la puesta en marcha de la categoría de Moto2 en sustitución de la antigua de 250cc en el Mundial. No me encontraba yo entre los que dudaban de su conveniencia (excepto en lo que se refería a la implantación de un motor único), básicamente porque es indiscutible que los motores de dos tiempos están avocados a la desaparición por razones medio ambientales e industriales. Así que no quedaba otra que adaptarse, como ocurrirá a partir de 2012 con las 125cc, que dejarán paso a las Moto3. Pero, además, el tiempo ha demostrado que la categoría es todo un acierto: incentiva la participación (puede que incluso excesiva), abarata los costes y abre los pronósticos. Es decir, en su primer año de vida se han conseguido prácticamente todos los objetivos propuestos con su implantación.

Los más críticos (incluyendo algunos pilotos) mantienen que son motos más lentas que las 'dos y medio', que a los propulsores les falta 'chicha'. Y puede que tengan razón. Es el tributo a pagar para obtener una mayor fiabilidad y durabilidad, claves para que los presupuestos no se disparen. Sin embargo, el tiempazo de Bradl en los test de Jerez viene a demostrar que con una Moto2 se puede también volar. En cuatro años más con las 250 desde 2005, nadie había sido capaz de bajar el récord de la pista en la categoría en poder de Pedrosa; ha tenido que venir el alemán (y casi Márquez también) para dejar obsoleto el registro. Es decir, que parece que en su segundo año la categoría media ha evolucionado... y lo seguirá haciendo temporada a temporada. El salto definitivo se producirá en 2013 cuando, si todo va según lo previsto, se abandone el motor monomarca Honda para establecer la competencia entre diferentes marcas. Será una nueva era para Moto2, la de su consolidación definitiva.