Fichó fatal, pero no lo fichó todo

Por cuestiones de diseño esta columna no podía ir delante del demoledor artículo de Sandra del Estal con los fichajes de la era Pitarch. Así que lo siento por aquellos atléticos sensibles a los que no he avisado a tiempo, pero si, como yo, ustedes leen el periódico de atrás hacia delante: ¡Pasen de página y evítense el castigo! Qué dinero despilfarrado, qué sarta de disparates, qué dos columnas tan dolorosas. Este es el legado de Pitarch: 191 millones en 36 futbolistas de los que es probable que el curso que viene queden sólo ocho (Reyes, Ujfalusi, Assunçao, Mérida, Suárez, Juanfran, Elías y Filipe), varios de ellos de clase media-baja.

Pero el merecido fin de Pitarch no garantiza que cualquier tiempo futuro sea mejor. Él ha sido un desastre, pero muchos de esos fichajes no son obra suya, sino de Gil Marín aconsejado por alguno de sus representantes de confianza (Casal, Quilón, Mendes...). Y la afición no debería conformarse ahora con que le den el puesto a un atlético de pro como medida populista. Ya vimos naufragar ahí al gran Futre. Sólo hay una solución: poner a una persona que sepa y dejarla hacer su trabajo. Todo lo demás es humo.