Cornellà y las sonrisas de Adebayor

Cornellà y las sonrisas de Adebayor

Seguro que algún listo ya le ha recordado a Adebayor esa milonga del Pequeño Bernabéu con la que tantos culés se llenaban la boca cuando el Real Madrid visitaba al RCD Espanyol. Sí, los madridistas de Catalunya acudían en masa al viejo Sarrià, porque la rivalidad era sólo futbolística y no política o sociológica, pero allí su equipo también mordía el polvo de cuando en cuando, lo mismo que en Montjuïc, donde la frialdad olímpica sólo se revolucionaba cuando quitaban las lonas que cubrían los fondos, ante Barça y Madrid.

El acierto de Cornellà-El Prat ha sido recuperar la magia de la bombonera de Sarrià, pero ya sólo los necios pensarán que es un campo afín a los blancos, primeros en marcar allí en competición oficial (fue Granero la temporada pasada). Ese cuento de la connivencia entre pericos y merengues le ha hecho más daño al Real Madrid que al Espanyol. Porque a veces se lo ha creído. Y se ha llevado un chasco. Cornellà quizá no les reciba tirando balones como el Reyno de Navarra o cochinillos como el Camp Nou, pero tampoco va a reírle las bromas al simpático Adebayor.