Guardarraíl, sinónimo de tragedia

Guardarraíl, sinónimo de tragedia

Es una reivindicación del colectivo motorista desde hace años: guardarraíles asesinos. Así de simple, así de contundente. Esos elementos de supuesta protección de las carreteras en realidad son cuchillas amenazantes, listas para seccionar cruelmente a quien se cruce en su camino, a sesgar vidas y sueños. Durante mucho tiempo, la queja sonó al capricho de una minoría casi marginal; después, cuando la tragedia comenzó a pesar demasiado sobre la conciencia de los políticos, se tomaron algunas medidas, nunca las suficientes.

Ahora resulta que Robert Kubica, una figura de la F-1, ha sido también víctima de esta lacra de los guardarraíles. Y él no iba en moto, conducía un coche de rallys con medidas de seguridad superiores a las de un vehículo de serie. Inútiles cuando una hoja de afeitar gigante atravesó su Skoda. Ni que decir tiene que las heridas del polaco no son más importantes que la de cualquier ciudadano anónimo que sufre el mismo horror, pero no deberíamos dejar pasar la notoriedad del personaje para insistir en la necesidad de una solución urgente a este drama.