Era mejor estar locos
Como ante el Madrid en la Copa, el Atleti salió con la misma ambición que un tipo atado a la vía de un tren: que sea rápido y poco doloroso. Resulta curioso que un equipo cuyo gran problema en los últimos años era que se partía por la mitad, convirtiendo cada partido en un caótico pim pam pum, añore ahora esos tiempos locos. La pérdida de recursos ofensivos (Simao, Jurado y Maxi) y la naturaleza de (casi) todo entrenador, han llevado a Quique a intentar un modelo más convencional para el que no tiene mimbres: ni centrocampistas capaces de tener la pelota ni defensas sin tendencias suicidas.
Así, el boxeador sonado que se iba al medio a intercambiar golpes, tan capaz de perder con su sparring como de tumbar a Alí, es ahora un púgil vulgar que se limita a protegerse y firma evitar el KO para sucumbir a los puntos. Mal asunto que lo que ayer era el problema sea hoy la solución, pero el Atleti necesita recuperar la locura. Es lo que tiene ir hacia atrás, supongo.