Teníamos ganas de motos y las primeras jornadas de test en Sepang no han defraudado. Mucho e interesante es lo que nos ha contado Mela Chércoles desde Malaisia, las primeras referencias sobre lo que podemos encontrarnos en el Mundial de MotoGP que arrancará en la segunda mitad de marzo. Mucha igualdad en cabeza, Stoner dando guerra, Pedrosa a buen nivel, Lorenzo tomándose las cosas con calma, Rossi iniciando su gran desafío, alternativas como Simoncelli... El propio campeón vigente pronostica una temporada competida y con muchos aspirantes a la gloria de ese título que hoy es suyo, rememorando la época gloriosa de la cilindrada reina... lo que no le ha sentado nada bien a Valentino. Personalmente, quizá amparado en la perspectiva de la nostalgia, en este caso me alineó más con Jorge. Pienso, como él, que aquellos años de Lawson, Gardner, Rainey, Schwantz e incluso Doohan representan un momento de esplendor del Mundial que no se ha vuelto a vivir desde entonces... y que ojalá volviera.

Pero más allá del debate sobre quién tiene razón (también es cierto que Rossi no ha corrido solo, desde luego), lo que resulta evidente es que la cuerda entre los dos antiguos compañeros de equipo se tensa más ahora que ya no lo son. Las chispas saltaban cuando compartían protagonismo en Yamaha, pero en cierto modo había que guardar las formas por aquello de la imagen de la marca. Pero hoy eso ya es historia y sus cuentas pendientes irán desenterrándose a medida que avancen los grandes premios... y se encuentren en la pista. Entre otras cosas, porque su posicionamiento es la viva escenificación del cambio generacional que se está produciendo en MotoGP y que, le guste o no al gran Valentino, es imparable e inevitable. Otro aliciente más para un campeonato apasionante. ¡Que empiecen ya las carreras!