Las vidas de Catherine Destivelle
A la niña Catherine no hubo que llevarle a la montaña. Más bien tuvieron que frenarla para que no acabara haciéndose daño. Y es que la escalada se convirtió en su pasión apenas la conoció con 12 años. Nacida en Orán en 1960, su familia se trasladó a Francia donde comenzó a dar sus primeros pasos en la escalada. "Esta iniciación tenía todo lo propio de una revelación. Estaba totalmente enganchada a la escalada. Pensaba en la escalada durante el día, soñaba con ella durante la noche...", confiesa en su libro Ascensiones, editado en España por Desnivel.
Aquella adolescente asombraba a todos por su rapidez y habilidad. La vida de Destivelle en la montaña han sido en realidad muchas vidas: la de la asombrosa aprendiz adolescente; la de la competidora profesional que hacía saltar los límites de la dificultad y era perseguida por las marcas para que las representase; la de la mujer que decide volver a la esencia del deporte al que ha dedicado su vida, consiguiendo logros como ser la primera mujer en ascender la cara norte del Eiger en solitario y en invierno. Y en tan sólo 17 horas. Catherine también ha dejado su huella en otras cimas de los Alpes como el Dru -donde, siguiendo el ejemplo de otros grandes del alpinismo, como Bonatti, abrió una ruta que lleva su nombre-, las Grandes Jorasses o la Cima Grande del Lavaredo. Su relación con los Alpes es tan intensa como fructífera. Ellos son los compañeros de reparto de Catherine en la película documental que el canal Viajar nos ofrece hoy (14:00), titulada Más allá de las montañas. Se trata de una auténtica súper producción en HD (alta definición) y un gran despliegue de tomas aéreas y movimientos de cámara al lado de las alpinistas, que nos ofrece un espectacular viaje al corazón de los Alpes más agrestes y puros y un hermoso tributo de Catherine al universo donde ella se siente más viva.
Un viaje al corazón de una gran alpinista y un regreso a donde comenzó todo. Después de accidentes, en los que le rondó el lado oscuro de la montaña; harta también del cotilleo del mundo alpino y de ese apartado mercantilista tan de moda en determinados ámbitos del alpinismo, Catherine quiso volver a comenzar. A veces lo más importante no es llegar alto, sino evitar caerse, y volver con la humildad del principiante, recordando el porqué hacemos las cosas. Es más importante encarar los retos con la pasión del pionero que con la obligación de la rutina, por mucho dinero que nos den. No se lo pierdan.