Esclavos del signo de los tiempos
La vida es una birria. Ninguno de los otros seis interiores del Madrid ha sido o es un 70% del mejor Garbajosa. Y, con la prometedora excepción de Mirotic, dudo muchísimo que ninguno lo llegué a ser jamás. Pero la dura realidad es que la aportación actual de Garbajosa no puede competir con la de sus más jóvenes y sanos compañeros. En la cancha, al menos. En el vestuario, ya firmaría Messina tener a cinco como él. Con doce, llora de alegría. Es comprensible, pues, que el Madrid prescinda de uno de los mejores jugadores españoles de siempre. Comprensible y significativo del estado del básket FIBA.
Porque con todas las sensatas explicaciones deportivas que queramos darle, la conclusión es que un tío de Torrejón, reconocible para cualquier aficionado no experto que se siente a ver un partido, se queda fuera del equipo para que entre un esloveno que a los 25 años ya ha jugado también en Bélgica, Italia y Lituania. No es culpa del Madrid, es el signo de los tiempos. Begic aporta más (aunque no tanto como para asustar al Barça, todo hay que decirlo) y eso es lo único que cuenta. Mi duda es si, con esta mentalidad, algún día seremos más de los que hoy somos, que son muchos menos de los que fuimos.