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Debe buscar la revancha este año

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Durante mucho tiempo, tuve el convencimiento de que Dani Pedrosa sería, indudablemente, el primer campeón español de MotoGP. Es obvio que me equivoqué, pero es que además he perdido parte de mi fe en el piloto catalán. Por supuesto que le considero rapidísimo, con un talento excepcional e imparable en ocasiones pero también me parece poco peleón, frágil físicamente y en conjunto, inferior a los tres rivales directos que le han amargado la vida durante estos años: Lorenzo, Rossi y Stoner. Tanto es así, que ellos tres son campeones de la categoría reina mientras que él, entre unas cosas y otras, aún sigue esperando alcanzar su sueño. Porque es evidente que a un deportista de su categoría y ambición lo de ser segundo le sirve de bien poco.

Por eso 2011 se antoja determinante para Pedrosa. Continúa en Honda, con una moto que no le ha acompañado en determinados momentos, pero siempre avalado por el potencial de una gran marca y ahora, además, con un nuevo compañero de equipo que puede representar tanto un acicate como un incordio, dependiendo de cómo se desarrolle el Mundial. Stoner también tiene hambre de triunfo y calidad, así que compitiendo ambos con las mismas armas las comparaciones serán inevitables. Por eso Dani debe aprovechar la coyuntura para lanzar un nuevo ataque, esta vez el definitivo, a la corona de MotoGP. Porque cualquier otro supuesto, insisto, sería una decepción para él y para quienes le seguimos. Suerte en el intento, porque es de los mayúsculos.