El plus de motivación es atlético

Los dos se levantarán a la misma hora y jugarán once contra once", le escuché una vez a Enrique Collar en vísperas de un derbi, mitad para dar moral a la tropa rojiblanca, mitad para advertirle al Madrid que el fútbol no nació en 1999, último año en que un derbi no le supo a vinagre al Atlético. Collar era el extremo izquierdo del equipo que le ganó dos Copas consecutivas (1960 y 1961) al Madrid que acababa en Di Stéfano, Puskas y Gento en el Bernabéu. La primera, un mes y ocho días después de que su vecino conquistara la quinta Copa de Europa al hacerle un extraordinario 7-3 al Eintracht, en la que se considera mejor final de la historia.

Aquel muro que echó abajo el Atlético era tan alto y sólido como el actual, aunque no partía con la desventaja de dos goles ni la diferencia entre plantillas era tan acusada como ahora. Pero a su lado estarán un Calderón infatigable y una motivación que ha conservado mejor que el Madrid con el paso de los años. Porque durante décadas el Madrid observó al Atlético como su depredador natural. "En cuanto salía el calendario preguntábamos cuándo jugábamos contra ellos y jamás metíamos el derbi entre los partidos con prima doble, porque podíamos no cobrar", cuenta Gento. Ahora ya no le ve tan fiero. Y eso juega a favor del Atlético y de la emoción de estos cuartos.