Una leyenda fuera del Mundial

Son competiciones míticas del deporte del motor. El GP de Mónaco, las 24 de Le Mans, las 500 Millas de Indianápolis, el TT de la Isla de Man, el Dakar... y, por supuesto, el Rally de Montecarlo. Sin duda alguna, esta última es la prueba más legendaria de su especialidad, por tradición, exigencia y prestigio. Este año celebra la efeméride única de su centenario, algo de lo que muy pocas pruebas del mundo del motor (y de otros deportes) pueden presumir. Pero, paradojas de la vida, lo hace fuera del que debería ser, claramente, su marco natural: el Campeonato del Mundo. El rally del Principado no aparece en el calendario de la FIA desde hace ya tres temporadas, algo que personalmente me parece tan inconcebible como inadmisible.

La FIA estableció un sistema de rotación que dejó fuera del certamen a su prueba más emblemática. Error. Pero además instauró un reglamento de logística que hacía inviable el desarrollo clásico del Montecarlo, quitándole toda su salsa, su dureza y espectacularidad. Así que la organización decidió que si se trataba de estar por estar, pues mejor no estar... En definitiva, unos por otros el desastre se consumó y el resultado es que de nuevo vuelve a ser puntuable para el IRC, un campeonato que no deja de ser de segundo nivel para una organización del abolengo de la monegasca. Y me parece una auténtica cacicada, porque se deberían haber buscado las soluciones, admitiendo excepciones si era necesario, para que Montecarlo siguiera ocupando el lugar que le corresponde en esta especialidad.