Aíto merece el máximo respeto
No necesito recordar su amplia colección de triunfos con el Barcelona y el Joventut para considerarle un gran maestro del baloncesto español. Ya con su trabajo inicial frente al Cotonificio me quedó claro que Alejandro García Reneses era un formidable entrenador, destinado a sentar cátedra a nivel nacional y europeo. Y no sólo lo consiguió llevando a la cumbre equipos, jugadores y selecciones, sino formando a muchos discípulos aventajados que también han dado vigor y éxitos al deporte de la canasta. Más que Aíto es Alejandro Magno. Pero, en deporte, incluso los mitos están a expensas de los resultados.
No voy a buscar culpables, aunque imagino que la responsabilidad, como casi siempre, hay que repartirla. Entiendo que la directiva del Unicaja busque un revulsivo, para calmar la inquietud de su afición, también comprensible. Ya importa poco que la lesión del base McIntyre haya frustrado el proyecto malagueño. La realidad es que el equipo no está donde esperaba y hay que buscar soluciones. Si la caída de Aíto es inevitable, por factores externos e internos, habrá que asumirla. Pero don Alejandro merece un divorcio respetuoso, civilizado. Nada de mantenerle en la hoguera mientras se busca reemplazo. Adiós inmediato y caballeroso. A tal señor, tal honor.