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Mejor arder que apagarse lentamente

Lo más interesante de las redes sociales es que, obviando insultos gruesos y elogios exagerados, te permiten conocer el sentir del pueblo mejor que mil sondeos. Y nunca vi a la afición del Atleti tan frustrada como ahora. Más indignada sí, que el descenso no se olvida, pero en mi vida tan apagada. No la culpo. Cuando parecía que veía luz al final del túnel, con dos títulos y una plantilla prometedora, le han roto el juguete en cuestión de meses con movimientos dañinos, pero discretos. Así, en el momento en que se dio cuenta ya era demasiado tarde. O no.

Porque, cuando más arrecia el desánimo, conviene recordar que el Atleti siempre tuvo más de rockero impredecible que de funcionario gris. Lo escribió Neil Young y lo utilizó Kurt Cobain en su nota de suicidio: "Es mejor quemarse que apagarse lentamente". Y un suplicio como el de ayer, aguantando la charla de quienes lo han hecho peor que ellos y padeciendo el escarnio de ver a sus rivales riendo y rodeados de trofeos, debe despertar el orgullo de Kun y cía. Que Quique les ponga Zorba el griego: "Si va a ser un desastre, que sea un desastre esplendoroso". Y así, tal vez no lo sea.