Aíto y el martirio de los mitos
Me lo confesó años atrás Pedro Ferrándiz, en uno de sus escasísimos gestos de humildad (quizá el único): "Ni siquiera yo haría bueno a un mal equipo". Y no es que Aíto, el Unicaja, tenga un mal equipo, pero no es, desde luego, un conjunto campeón, no tiene una plantilla capaz de inquietar al Barça. Xavi Pascual, con un apabullante arsenal humano y un colosal trabajo técnico, está amargando la existencia a vacas sagradas de los banquillos, como Ettore Messina o el propio Aíto. Tiene que ser duro para este último ser batido con su propia medicina: defensa agresiva y transiciones fulminantes.
El Barça aposenta su juego en un dominio coriáceo de los tableros. Acudió a la lonja de salmones y se llevó la caja entera: Vázquez, Lorbek, Ndong, Perovic, Morris Apenas han quedado pívots válidos para el resto, y Unicaja es uno de los más afectados. Tiene un agujero enorme en la zona que el veterano Archibald no puede llenar. Consecuencia: Aito y Málaga, dos ilustres del basket, casi fuera de la Copa.