Nadal, el deportista más querido

Nadal, el deportista más querido

Lo vimos en la Gala de AS y lo volvimos a ver ayer en el partido de exhibición frente a Federer: Nadal es nuestro deportista más querido. Doce mil personas no se ponen en pie para aplaudir a cualquiera. Y no son sólo sus éxitos lo que despierta la admiración; lo que el público siente hacia Nadal es verdadero cariño. No es de extrañar. Nadal reúne las dos mayores virtudes para convertirle en un personaje único: como deportista es trabajador, gana, jamás se entrega y no tiene un mal gesto; como persona es educado, humilde y cercano. Esta conjunción resulta admirable, porque si bien son muchos los números uno cuyos méritos deportivos están mundialmente reconocidos, en cambio por su carácter no resultan queridos.

Alonso advirtió recientemente en una entrevista a Autosport que "cuando haces algo bien y encima tienes éxito, a la gente no le gusta. Sin embargo, cuando terminas el decimoctavo en cada carrera entonces eres un chaval majo. Por eso yo espero seguir siendo malo en el futuro". Al margen de que Alonso se sienta cómodo en su papel de malo, es evidente que hay excepciones, y Nadal es una de ellas: juega al tenis muy bien, tiene éxito y la gente le quiere. Y es que la gente detecta la verdadera personalidad de sus ídolos y sabe que Nadal se muestra tal cual es: natural en el trato y esforzado en el trabajo. Por eso ayer todos quisieron estar con él. Y la Caja Mágica que no puede llenar el baloncesto del Madrid, la reventó Nadal. Él puede con todo.