El Real Madrid vive en estado de alerta por lesión de Higuaín, el Barcelona estuvo al borde de un ataque de nervios por la tendinitis de Xavi y el Sevilla se tambaleó con la ausencia de Navas. Escuchar las quejas en oído ajeno suele ser la mejor fórmula para entender lo que ha sufrido el Depor esta temporada. Míchel, una de las grandes apuestas, ha jugado 80 minutos y no se le espera hasta febrero. Urreta fue titular ante el Hércules casi tres meses después. Guardado vuelve mañana tras dos meses. Riki, ausente por lesión a principios de temporada, estará en el banquillo tras su apendicitis. Aranzubía se perdió los seis primeros partidos de Liga. Vamos, que la columna vertebral del equipo ha estado tan doblada que podría tocar el suelo sin problemas.

Con todo, el Depor resurgió de sus cenizas y si mañana gana en Riazor cerrará 2010 con una placidez inesperada. Y para lograrlo, Lotina tiene a toda su tropa disponible salvo Míchel, todo un milagro. Paso a paso, partido a partido, el once va tomando forma y, por curioso que parezca, se asemeja mucho al que todo aficionado tiene en mente. Con la vuelta de Guardado, la cuadratura del círculo está casi completa. Le falta una pieza fundamental: Riki. El madrileño tiene el alta y si no hay más desgracias, comenzará 2011 de titular. El único punto que no entraba en el guion inicial era la defensa de cinco. Con ella se ve la luz, pero habrá que ver si Lotina sigue encomendado al sistema o lo sacrifica para que entren todos los titulares 'insustituibles'.