Moisés, queda hoy a tomar el aperitivo con tus colegas por Las Ramblas. Darle al pan tumaca y a la butifarra. Os aconsejo que la ingesta de cerveza y vino de la tierra sea generosa. La enajenación mental transitoria os permitirá digerir con menos sufrimiento la que os espera. Disfruta de tus últimas horas en el Olimpo del fútbol, porque a partir de las once de la noche nacerá un nuevo orden en torno al mejor equipo del siglo XX (y del XXI, el XXII...) y a un entrenador, el Rey Mourinho, que va a rebautizar vuestro anticuado estadio. Señoras y señores, esta noche se inaugura el CAMP MOU.

Anoche te quedaste helado al ver la memorable recepción que la Cataluña Blanca hizo al Madrid en El Prat. Más de 2.000 fieles abarrotaron vuestro aeropuerto. Cuando el Barça viene a Madrid, dejáis indiferente al personal y apenas hay un centenar de culés. Somos más. Sólo en Cataluña hay un millón de madridistas. Y eso os fastidia, porque duele saber que ni Guardiola ni sus seis Copas han evitado que el Madrid siga siendo el equipo del pueblo. Que aparecieran ayer los Boixos Nois y que tiraran huevos y una piedra al autobús blanco sólo denota una palabra muy grande: M-I-E-D-O.

Nosotros no tiramos mecheros en la cabeza a nadie, no damos cortes de manga, no lanzamos cobardemente botellas de JB, no tenemos ridículos Jimmy Jumps, cocinamos y nos comemos con la familia las cabezas de cochinillo en vez de arrojarlas al enemigo...

Además, hay símbolos que me permiten ser más optimista que nunca. La última vez que el Espanyol había ganado al Atleti en el Calderón (2007-08), el Madrid venció en el Camp Nou (0-1, Baptista). O sea, que el 2-3 del sábado en el Manzanares fue premonitorio...

Moisés, ya sé por qué no te gustan los lunes. Tardarás años en olvidar este 29-N. Qué penita me das. ¡Hala Madrid!