NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

¿El partido del fin del mundo?

Y el martes, ¿qué? No existen pastillas contra la ansiedad en el fútbol, quizá porque es un espejismo que sólo aparece en el desierto de los malos resultados. A la ansiedad, entre victorias, se la conoce como pasión, concentración, intensidad o incluso furia. Y esa es la vida que ha elegido Cristiano Ronaldo, con un botiquín en la que la única receta para la calma es el poder de la historia. "El Barcelona juega extremadamente bien al fútbol. Tal vez sea el equipo que rasee y juegue con mayor tecnicismo". Cualquier transeúnte podría firmar estas palabras, y Perogrullo sonreiría encantado. Pero no las dijo un cualquiera, sino don Alfredo Di Stéfano en 1954 (en el libro de Rafael Lorente sobre el astro), sólo un año después de llegar a España, recién proclamado campeón de Liga, cuando ya tenía bien claro cómo era el Real Madrid que iba a hacer historia y a qué magnífico Barcelona se enfrentaba.

Frente al tiqui-taca blaugrana de los 50, el Real Madrid supo armar una identidad distinta y ganadora alrededor de la Saeta Rubia. Entonces la lucha era Kubala-Di Stéfano, como hoy es Messi-Cristiano (o Guardiola-Mourinho, ojo, que tanto monta). El portugués llega exigido al encuentro del fin mundo. Habrá que pensar en el martes: hoy las ganas de Cristiano son un arma poderosa para la victoria, aunque lo llamen obsesión o ansiedad. Para el martes, si llegamos, la historia encuentra siempre un remedio en caso de derrota: Di Stéfano tardó cinco años en vencer en Liga en Can Barça, pero el Real Madrid ya era el mejor equipo del mundo.