El mérito de sobrevivir

El mérito de sobrevivir

Más que ficharlo el Madrid, a Higuaín lo lanzó River tras las líneas enemigas. Llegó con 19 años, sólo 35 partidos en la Primera argentina (muchos incompletos), a mitad de temporada y con el Madrid tercero y entrenado por Capello, poco amigo de los reclutas. Acabó jugando 19 partidos y metiendo dos goles de oro: uno le dio el empate a los blancos en el Calderón; otro rubricó una remontada épica ante el Espanyol (4-3) que puso al equipo líder a falta de cuatro jornadas, plaza que ya no abandonaría.

De aquel medio curso y del siguiente, en el que Schuster le puso como titular en sólo 12 partidos, salió impecablemente vestido de superviviente. En cuatro años se ha visto obligado a competir con Raúl, Van Nistelrooy, Cassano, Saviola, Baptista, Huntelaar, Negredo o Benzema, en el Madrid, y con Agüero, Milito, Palermo o Tévez, en Argentina. Costó verle y ahora cuesta quitarle, porque pesan más su fortaleza de ánimo, su fiereza y su juego al espacio que sus apagones ante el portero, bien disimulados: 24 goles hace dos años, 29 el pasado, 10 en este. Y lee los Clásicos: lo último que sabe Boca de él es que le hizo dos goles. Se ha ganado la cumbia.