En la Federación Española, nadie quería que la pelota de Alberto Contador se colara en su jardín, pero se ha cumplido su peor augurio. He hablado con varios de sus miembros durante el último mes y su conclusión siempre fue la misma: "¡Menudo papelón! Sea cual sea nuestra decisión, habrá mucha gente en desacuerdo". Efectivamente, si se le sanciona con dos años, serán muchas las voces en España que piensen que el veredicto es injusto, porque 50 picogramos de clembuterol no aumentan el rendimiento deportivo.

Pero si Contador es absuelto, entonces lloverán las críticas internacionales y, posiblemente, habrá un recurso de la AMA ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo. Las palabras de Juan Carlos Castaño no ayudan mucho. Es comprensible que el presidente tenga cariño a Contador (no es el único), pero en este momento ocupa un cargo que exige neutralidad. Decir que le gustaría su absolución sólo sirve para generar dudas en torno a la futura decisión, sobre todo fuera de nuestras fronteras, donde ya nos tienen bastante enfilados en cuestiones de dopaje.  A mí me huele que al final se tomará una decisión intermedia, algo que contente parcialmente a todos, como una suspensión de entre tres meses y un año. Así, Contador podría correr seguro la Vuelta y quizá el Tour en 2011. A su favor tiene la sanción a Alessandro Colo, que se redujo a un año porque se dio credibilidad a la contaminación alimentaria. Eso sí, creo que el Tour 2010 ya lo podemos dar por perdido.