Lección mal aprendida o mal enseñada
La derrota del Sporting en Getafe provoca otra reflexión de un equipo que pasa del blanco al negro o viceversa con una facilidad increíble. El enfado de Preciado en la sala de prensa del Coliseo Alfonso Pérez no era mayor que el del millar de aficionados rojiblancos que se desplazaron a la llamada capital del sur de Madrid. La actitud de los jugadores merece un toque de atención, lo que es reiterativo en algunos desplazamientos. La alienación también tuvo algunos aspectos que pueden criticarse, aunque esta parcela depende de los resultados finales. Sin embargo, uno de los aspectos que resulta más chocante es el de las estrategias. La mitad de los goles recibidos fueron a balón parado y cada falta cerca del área, ya sea frontal o lateral, significa sufrimiento.
Esta temporada, el Sporting incorporó un especialista en jugadas a balón parado, como es el valenciano Josep Alcácer. El auxiliar de Preciado parece tener mala suerte, porque cada vez que prepara ensayos especiales, con un sofisticado sistema de vídeos, pantallas de grandes dimensiones y sala especial para su proyección parece que logra más confundir a los chavales que aleccionarlos de lo que tienen que hacer bien. El primer gol de Getafe, tras lanzar un saque de esquina, fue muy parecido al del Valencia. O la lección está mal aprendida o no está bien enseñada. Preciado no se explica cómo puede cambiar la cara de un equipo de una semana a otra. Pues que no sepa la solución el máximo responsable técnico del equipo no es bueno.