No entiendo muy bien la necesidad que la Fórmula 1 tenía de meterse en un charco como es la precipitada celebración del GP de Corea. Bueno, sí que acierto a comprender que todo se fundamenta en los intereses del promotor del certamen, un Bernie Ecclestone que no atiende a razones cuando se trata de hacer caja, sobre todo en países emergentes dispuestos a pagar y a hacer lo que sea necesario por incorporarse a ese escaparate al mundo que son los grandes premios. Me parece bien que los coreanos tengan su carrera... pero cuando tengan un circuito. Y a día de hoy, no tengo constancia de que ese supuesto se dé en las condiciones exigibles. Me parece un riesgo evitable, e innecesario, poner a los pilotos a rodar sin saber cuál será el comportamiento del asfalto.
Todos confían en que la cosa vaya bien, pero digo yo que en este mundo que vive bajo la dictadura de la milésima y la tecnología de última generación las decisiones se deberían tomar con la premisa de la certeza y no de la incertidumbre. ¿Qué ocurrirá si el asunto se complica, el asfalto se levanta o se produce un accidente? ¿De quién será la responsabilidad de tanto atrevimiento? ¿Cómo se lo explicarán a los pilotos que se juegan el título en sólo tres bolas de partido? No creo que este Mundial hubiera sido menos atractivo, universal o interesante sin la carrera de Corea. Y para mí la solución es bien sencilla y eficaz: no se debería incluir en ningún calendario una instalación que no esté terminada y homologada. Así se evitarían situaciones como ésta...
