Unai, el trivote y Esteban
Pareciera flotar en el ambiente de la plantilla un cierto aire de confianza silenciosa y prudente. Tienen esa mirada, esas entonaciones a las respuestas sobre el partido, en las que se atisba fe. No lo dicen alto, pero tampoco van de víctimas. Los tres últimos resultados 6-0, 4-0 y 3-0 son como para pensárselo. La historia no valdrá hoy, pero es un cartel de aviso. Unai tiene su particular mochila: no le gana a los grandes. En Liga estos tres puntos valen igual que los del Hércules; pero si ganas en el trono azulgrana, les metes en crisis. Ayer llamé a Esteban, técnico herculano. Me dijo que, cuando ganó en Can Barça, le jugó de tú a tú a los de Guardiola, que no cambió su forma de juego y que, con toda humildad, es lo que él haría si fuera Unai. Si le funciona el 4-4-2, no cambiarlo por el 4-3-2-1. Vamos, no jugar con trivote. A Esteban le salió bien, pero si le llegan a caer cuatro lo hubiésemos matado por chulo y suicida.
Unai duda si reforzar el medio campo propio, con trivote, para enmarañar el nacimiento de la filosofía de juego del contrario: Iniesta y Xavi. O bien seguir jugando con doble pivote y arriba dos delanteros. Si pone trivote y falla le apedrearán los listos ventajistas. Y si acierta será el espíritu santo, porque aquí no le regalan nada a Unai. Lo fácil para él es no tocar nada. Si pierde entra dentro de lo normal. Pero entrena para el equipo, no para los analistas, ni para el forofo apasionado. Al fin y al cabo sólo le va a salvar el resultado. Así que haga lo que la conciencia le dicte.