La autoridad de Messina está en juego

No quiero jugar con niñatos". Si la frase es cierta, si es verdad que Prigioni le montó el numerito a Messina contra Estudiantes, es evidente que el preparador madridista tiene un problema. Su teórico líder en la pista, el supuesto antídoto contra dificultades, se convierte en obstáculo para el desarrollo de su trabajo. Pero la solución del conflicto, tanto o más que al técnico, corresponde a los directivos. El presidente del club, Florentino Pérez, y el responsable de la sección, Juan Carlos Sánchez, tendrán que definir hasta dónde llega su respaldo al entrenador, hasta qué punto defienden su autoridad ante la plantilla.

Hay síntomas de que a Prigioni le desagrada perder protagonismo ante la llegada de Sergio Rodríguez. Es algo difícil de entender porque en un conjunto de élite es bueno contar con dos bases de alto nivel. El trabajo es más sencillo para ambos. Tampoco es ilógico que, al principio, el entrenador conceda muchos minutos al recién llegado, para facilitar su adaptación. En el Madrid actual está en marcha un cambio de guardia, un relevo de funciones entre veteranos y jóvenes. Todos han de supeditarse al objetivo común por múltiples razones. Entre ellas una muy simple: para eso les pagan.