Breitner, de Diesel a multicultural
Tenía que haberse llamado Real Madrid Diesel. En aquella España de los 70 y los primeros 80 hizo falta ingeniería alemana para que el club blanco hiciese su transición particular, la del final de don Santiago Bernabéu, la del adiós al romance con la Copa de Europa. Netzer, Breitner y Stielike llenaron esos años de hierro y triunfos autárquicos, desde 1973 a 1985. El rubio Netzer trajo clase y desplazamiento largo. El alopécico Stielike puso el mando y el cuentakilómetros en marcha. Paul Breitner era diferente. Fue un adelantado a su tiempo, y no sólo por su pelo y por sus ideas progres. Por eso nos avisó de dos finales.
Uno, el del spaghetti western, aquellas vaqueradas rodadas en Almería (la Trilogía del Dólar de Sergio Leone y Clint Eastwood, pero también un puñado de filmes de medio pelo). ¿Cómo? Haciendo de soldado yanqui en Masacre en Condor Pass, una peli del Oeste tan mala que casi acabó con el género. Y dos: conocido como El Abisinio por su pelo rizado a lo afro, Breitner terminó con una estampa de futbolista alemán ario jaleada desde El milagro de Berna. Como El Turco Özil y El Tunecino Khedira. Alemanes modernos. Alemanes diferentes.