Ser portugués en el Betis

Ser portugués en el Betis

No es que el beticismo le vaya a levantar ya un monumento a Miguel Lopes, pero para los precedentes que había es para frotarse los ojos. A Miguel Lopes ya le habrán contado la maldición de los portugueses en el Betis. A bote pronto, en el imaginario verdiblanco aparecen nombres como Toni Oliveira, entrenador relámpago que Lopera se sacó de la manga para sustituir a Serra y se esfumó por arte de magia. Pero el asunto consiguió ir a peor con Calado y Joao Tomás. Al primero le perdimos la pista después de una cesión en el Poli Ejido. Y el segundo nos contó que iba en bicicleta a entrenarse y a la universidad. Una vez le pilló un pie a un aficionado. Buen tipo, jugador gafado. Los últimos precedentes han sido Ricardo y Nelson. Los campos de golf y baile hablan mejor que este artículo.

De momento, Heliópolis vio cabalgar a Miguel Lopes el domingo con un compromiso casi olvidado. Su aplauso final mirando al Gol Sur, incrédulo de ver un ambiente así en Segunda, significa que Lopes no ha venido a 'pasar' un año en Sevilla. Lopes no es Maicon, pero tampoco un parche. En este Betis de Mel, lo que se lleva es ponerlo todo. De momento, ha caído de pie. Tiene en contra la maldición del portugués, pero con la que está cayendo en el Betis, para creer también en meigas.