Confiemos en la vuelta al podio
De vez en cuando interesa recordar perogrulladas. Por ejemplo, que el honor de un país no está en juego en campeonatos deportivos profesionales. Segundo: lo que se decide en cada torneo es la ejecutoria de unos equipos concretos en ciertos partidos, no el potencial absoluto de su nación en ese deporte. Aclarado eso hago algunas reflexiones. Primera: EE UU aún nos mira a todos por encima del hombro. Me pregunto qué habría pasado en el Mundial si todos hubiesen competido con formaciones B. Quizá sería precisamente ahí, en mundiales de segundos equipos, donde se establecería el auténtico escalafón.
Total que suframos lo mínimo por haber quedado fuera del podio. Con despellejar a Scariolo y Ricky podría bastar. Y siempre quedan consuelos. Soñemos que cuando vuelvan Pau y Calde volveremos a ser mejores que EE UU. O reconozcamos que, esta vez, nos han zurrado merecidamente, no como en otros chascos. En el Mundial 2002 ganamos a EE UU y a los dos finalistas (Serbia y Argentina) pero acabamos quintos. Y en los Juegos de 2004 sólo perdimos frente a EE UU y fuimos séptimos. Moraleja: incluso supermanes como España-basket tienen un mal siglo.