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Harry Potter y el secreto del tulipán

Harry Potter no hubiese vendido a Van der Vaart. Pero Brian Clough, el entrenador más carismático del fútbol inglés, habría hecho como el Real Madrid. Quizá con otra intención, como la que le llevó a traspasar al mismísimo Tottenham Hotspurs al eterno Teddy Sheringham a principios de los 90. Clough se quedaba parte de los traspasos y luego repartía la pasta entre sus jugadores del Nottingham Forest en forma de primas, a la antigua usanza. El míster hacía estas cosas a lo Robin Hood, sí, pero también era un tipo genial, un visionario que se adelantó incluso a Mourinho: "Si Dios hubiese querido que se jugase al fútbol en las nubes, habría puesto hierba allá arriba". Así que gracias a él, ya intuíamos que Mourinho no era Harry Potter...

Primero porque al dichoso quidditch, ese engendro de deporte exclusivo de Hoggwarts, se juega volando con escobas por el cielo; y segundo porque los magos sólo venden humo, y El tulipán de Chiclana (el mote más kitsch del fútbol moderno) es un buen futbolista, sobrevalorado gracias a las penurias blancas, que maquillaron unos números discretos (12 goles en 71 partidos). Un gurú de Twitter bromeó con la idea de que Rafael se convierta ahora en Londres (si se rapa y aprende cockney) en un personaje de película de Guy Ritchie. Como mucho lo veremos golear en los resúmenes parabólicos, ya demostró ser un futbolista mediano para un gran equipo. Ahora podrá volver a ser lo que siempre fue: un gran futbolista para un equipo mediano.