El oro nunca cotiza a la baja
De la calma chicha a la galerna. Así presiento el Mundial para España. Relativamente sencillo al principio y endiablado tormento después. La liguilla inicial de grupo y el cruce de octavos deben salvarse con holgura, aunque cogerle rebotes a Francia ya exigirá los primeros sudores. A partir de ahí, dificultades máximas. En cuartos, si los favoritos cumplen con su papel, nos tocará medir fuerzas con Argentina o Serbia, ambos firmes candidatos a medalla. Y si logramos superar ese calvario, otro martirio frente a Estados Unidos o Brasil en semifinales.
Si alguien pensaba que esto iba a ser un camino de rosas hasta una final-revancha con EE UU, que vaya cambiando de idea. Primero porque antes hay otros dragones en el camino. Y segundo porque españoles y estadounidenses, si ambos son líderes de grupo, chocarán en semis. Si uno de ellos acabase segundo en primera ronda sí podrían evitarse hasta la finalísima. Para ese teórico choque cumbre contra el Stange Team de Krzyzewski tenemos hándicaps notorios (bajas de Pau y Calderón) pero también un as en la manga: Scariolo fue cuco y no utilizó la defensa en zona en el amistoso de Madrid. Pero insisto: hay muchos ogros. El oro nunca cotiza a la baja.