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El próximo será distinto

Coach K les dijo a sus jugadores durante un tiempo muerto: "No olvidemos contra quién estamos jugando". Entonces Estados Unidos dominaba con comodidad. Unos minutos después, España reaccionaba y se ponía por delante. El de Krzyzewski había sido un aviso oportuno, un detalle de que los técnicos americanos conocen bien a nuestra Selección. El arreón final fue, en cambio, una prueba de que La Roja escondió sus cartas. Scariolo extendió la rotación como en cualquier otro amistoso y nunca tiró de todo su arsenal técnico. La defensa zonal queda para mejor ocasión, porque ayer no convenía, los nuestros cedieron de salida el mando del partido a la excelencia atlética del rival.

A España le faltó lo que te da la competición oficial, donde en un cruce sin red, en una final, se suben dos peldaños en intensidad y concentración. Porque si ambos equipos vuelven a verse las caras -en semifinales, si no fallan-, a los chicos USA les costará más imponer su superioridad física y su velocidad: no habrá tantas pérdidas de balón por falta de atención, las exhibiciones al contraataque se reducirán, el partido se jugará más a media cancha y Marc Gasol, eso seguro, tendrá un protagonismo mayor. Ayer no fue él, como España, que sólo mostró su potencial en el último cuarto. En esos minutos que Krzyzewski aventuraba que llegarían. Ellos también aprendieron y son ahora más peligrosos.