El Atlético, lo bonito y lo bueno

El Atlético de Madrid no ha realizado una pretemporada para tirar cohetes. No ha sido desastrosa, pero sí floja y deja en el paladar de los colchoneros ese regustillo agridulce de los últimos años, esa sensación de que el Atlético no acaba de saber a lo que juega y que cuenta con dos caras. El primer tiempo ante el Mallorca fue lo peor. Menos mal que consiguieron maquillar el resultado porque un 3-0 en 45 minutos era demasiado humillante. Se ha reforzado bien. Filipe y Godín mejorarán la defensa y Fran Mérida es un talento joven con el plus de ser del Atleti desde crío. Parece que definitivamente, por segundo año consecutivo, han conseguido retener a Forlán y Agüero, algo que se debe valorar. Y Diego Costa será un complemento ideal y necesario al uruguayo y al argentino. Sobre el papel, como siempre, la cosa pinta bien. Entonces, ¿por qué vuelve ofrecer dudas en la práctica?

El Atlético sigue adoleciendo de un estilo rotundo y sigue siendo un conjunto irregular. Le da para ganar eliminatorias a doble partido, pero es muy poco fiable en la suma de puntos cada jornada. Quique Sánchez Flores consiguió la pasada campaña hacer que el equipo supiese a lo que jugaba y debe mantenerlo. Con retoques. El Atlético puede y debe mandar en los partidos, defendiendo con la pelota si alinea de interiores a Jurado y a Mérida, con un único pivote defensivo, y con la terna Reyes, Kun y Forlán en ataque. Sabiendo ejecutar el contragolpe, por supuesto. ¿Demasiado ofensivo? Quizás. Pero parecido a La Roja, que es lo que gusta. Y lo que gana. Lo bonito y lo bueno.