Pirelli comienza estos días las pruebas con los neumáticos que los monoplazas de Fórmula 1 utilizarán a partir de la próxima temporada. Se acabará entonces la era Bridgestone, el fabricante japonés que había otorgado al campeonato una estabilidad y fiabilidad envidiables en los últimos años. Por eso el desafío para la marca italiana es importante, deberá estar a un nivel equiparable al de la que sustituye y eso no es nada fácil. Los actuales compuestos están ofreciendo auténticas exhibiciones durante 2010, soportando exigencias elevadísimas en este campeonato sin repostajes. Bridgestone ha decidido retirarse en la cresta de la ola, con un saber hacer acumulado durante tanto tiempo que difícilmente se puede adquirir con inmediatez.

Es posible que el comportamiento de los Pirelli sea una incógnita más de cara al año que viene. La competición está en el ADN de la marca y hay que confiar en la solvencia de su proyecto, pero en cualquier caso los equipos deberán adaptarse a las nuevas características de sus productos. Ya ocurrió en 2007 cuando Michelin decidió marcharse también de los grandes premios; los equipos que utilizaban sus ruedas, como Renault, tuvieron dificultades para exprimir las para ellos nuevas Bridgestone, que entonces se quedó como proveedor único. La diferencia ahora es que el reto es el mismo para todos, aunque eso no quiere decir que haya algunos que digieran mejor que otros el cambio. Será interesante ver cómo se desarrollan los acontecimientos...